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Foto del escritorDaniela Ochoa Díaz

Ver y Conocer




¿Qué necesitamos para conocer a Dios?


Mientras hacía mi devocional, me encontré con un pasaje maravilloso y muy conocido que se encuentra en Juan 1:29-51 en los que hablan de Jesús como el Cordero de Dios y cómo Juan el Bautista dice esto del Mesías, y cómo luego algunos de los discípulos encuentran a Cristo.


Quizás nunca había reparado en estas dos palabras que se repiten a menudo en estos 23 versículos, dichas palabras son “ver o viendo o vi” y “conocer”.


Las primeras se repiten como unas 15 veces en estos pocos versículos, lo cual me pareció muy interesante porque sabemos que, si algo se repite mucho, no es porque el autor no tenía más palabras que decir, sino porque es importante.


En la primera sección Juan el Bautista dice que vio a Jesús que venía a Él, pero en los versículos 31 y 33 dice que Juan “no le conocía” y es ahí donde me puse a pensar, en que si sus madres (María y Elisabet) se conocían, es probable que sus hijos también lo hicieran.


Pero quizás sólo lo conocía de una manera superficial, no lo conocía como el Mesías, sino hasta ese momento en el que Juan vio y conoció al Salvador.

El versículo 34 es muy claro al decir: “Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios”


Juan está testificando públicamente que Jesús es el Hijo de Dios. Llegó a conocer a Dios de verdad, de corazón.


Cuando vemos al Señor, es decir sus obras, su grandeza, su poder, su soberanía… etc a través de la Biblia y de nuestras vidas, llegamos a conocerle de verdad y de corazón.


No sólo como algo que te cuentan o que oíste de pequeño, o que para otros es importante pero no para ti… Cuando tú mismo experimentas ver a Dios, con ojos de la fe, puedes legar a conocerlo.


Quizás Juan el Bautista conoció a Jesús de pequeño, en alguna reunión familiar, no sé, la Biblia no lo dice, pero leyendo estos versículos en Juan veo que dos veces repite que “y yo no le conocía” pero cuando vio al Espíritu descender sobre Él y que permaneció sobre Él (33), es entonces que Juan dice que Jesús es el Hijo de Dios.


Entonces el Espíritu Santo también da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios y por lo tanto que le conocemos (Romanos 8:16)


El pasaje en Juan 1 sigue contando cómo los primeros discípulos llegaron a conocer a Cristo, se nos dice que Andrés, Pedro, Felipe y Natanael siguieron a Jesús después de que le vieron, y a algunos de ellos fue Cristo quien les vio primero.


Esto es interesante porque Dios es el que busca al hombre, no al revés. Dios es el que proveyó un camino de redención para acercarnos a Él, no al revés. Dios mandó a su Hijo para rescatarnos, no al revés.


¿Te das cuenta cómo Dios lo hizo todo en Cristo? En estos versículos comprobamos cómo Jesús dio la oportunidad a sus discípulos para que le conocieran, él realmente deseaba que le vieran en su gloria y majestad, y que llegaran a conocerlo y amarlo en espíritu y verdad.


Si tú aún no has visto las obras y el carácter del Salvador a través de toda la Escritura, si no has visto su hermosura en la creación, si no has contemplado su grandeza en cada aspecto de tu vida o si lo has “conocido” superficialmente, déjame decirte que te estás perdiendo de lo mejor de la vida.


Cristo es lo único por lo que vale la pena vivir y morir, es la única razón de nuestra existencia.


Asegúrate de conocerlo de verdad mediante el Espíritu quien hablará a tu corazón y te revelará cosas grandes y ocultas de los tesoros de su carácter y su obra.

Después de que Juan vio al Salvador declaró que Él era el Hijo de Dios, ¿Lo has hecho tú también?


Oh Dios, quiero conocerte más y más cada día, a través de ver tus obras y tu carácter en las Escrituras. No quiero conocerte de manera superficial, sino en lo profundo e íntimo de tu compañía. Amén








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